Guarda tu coraje,
ese que viste corriendo
por las calles deslizándose
entre charcos
de lágrimas resbaladas
de ojos sin nombre
que ausentan el brillo,
en una retina donde
suenan pitos y humos.
Hablan las grises
máquinas con ruedas
que ruedan sin parar.
Si paras se parte
en chatarra gris lúgubre.
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