domingo, 14 de noviembre de 2010

Abmode


Cómo romper un corazón tan débil que ha nacido para sufrir. Sin previo aviso, sin que las musas se adelanten, estamos delante del espejo y nos nos distinguimos entre mierda y mentiras. Nos miramos, pero de pasada, y sólo queremos ver la mierda en el espejo ajeno, pero hay mucho que limpiar en el nuestro. Has vuelto por fin a tu casa y has visto en tu viaje por tierras lejanas huellas de nubes que te seguían. Subí a diez mil millas hasta un campo santo. Llegará la tormenta que anuncia el cielo y no sé cómo pararla, no sé cómo angustiarme. Si me angustio por ti o me angustio por él o por ella, o por todos, o por eso. Llegará la tormenta que anuncia el cielo y yo quedaré empapado, calado de gotas heladas que se introducirán en mi cuerpo como dagas afiladas. Me harán morir y resucitar, darme cuenta de que no estoy solo en el mundo y la maldad existe, quizá en los ignorantes, pero existe. Y si creo en Dios o no, eso es una particularidad que descifrará el vuelo del albatros. Llegará la tormenta que anunica el cielo. Llegará, llegará la tormenta que anuncia el miedo, el terror, el desconsuelo.

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