lunes, 3 de agosto de 2015

Hermes en la urbe

Fue de noche,
fue sin saberlo nadie,
como un coche ahogado de niebla.

Entonces vi, grité, recorrí
esqueletos de calles;
junté aliento y luna.

Arrestado por el asfalto
miré atrás; volé tan negro
como el cieno del cristal.