Y ahora me deslizo entre tus piernas
cual perro asustadizo que no tiene
casa.
Y ahora me habla y me prefiere
a mí, pero cuando la noche esté clara
serán dos las que lloraron.
Y antes vi tu risa, tu mirada,
tras ver tu pelo y tus caricias,
tu sonrisa.
Pero ahora veo tu cara
que me acerca desde ti hasta mí
mismo. Como te quiero y te odio.
Cómo el amor como eufemismo.
EL último verso me ha maravillado
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