viernes, 16 de julio de 2010

Fireflies


Paseaba por el río... triste y solitario. Vi luces y luceros, pero ninguno quería compadecerme. De pronto, una luciérnaga se acercó a mí, de colores vivos, me habló y dijo así:
- Como prueba de mi confianza entrégame tú la tuya, seamos amigos.
Yo no supe que responder, llevaba mucho tiempo sin ver a la luciérnaga y ella me abrió los ojos y me dí cuenta de que no estamos solos. Mucha gente comparte tus deseos u opiniones. Quizá amigos no haya muchos, pero sí hay confidentes y traidores.

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