domingo, 20 de marzo de 2011

hm

Salí de noche oscuro y cabizbajo, sin más ropaje que mi sombra y mis botas de piel de pantera. Sentía el frío de la brisa que intentaba abrazarme con sus garras heladas. Me iba desvaneciendo poco a poco, notaba como mis piernas cedían y mis pupilas se apagaban. Entonces llegó; pasó por delante un perro negro que evocaba al demonio y... me comió mismo, porque era muy grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario