jueves, 22 de abril de 2010

Sueños inertes



Me dijo que mirara la luna. Yo la miré. Ella la miró. Los dos la miramos.

Me susurró al oído que eso era amor. Yo lo comprendí. Ella no se lo creía. Ella estaba convencida de que yo sentía algo por ella, pero era una situación inconstante. A veces me atraía y otras lo detestaba.

Acercó sus labios bien perfilados a los míos. Ella creía que yo la besaría. Yo creí que no la besaría.

Nos fundimos en un tierno beso que duró más que la noche. Cuando amaneció estaba abrazada a ella, blanca e inerte.


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