Mi nombre no tiene importancia
Sin rostro me pierdo en la ignorancia
Hablando de la vida me asusté
Como un cometa ígneo me quemé
Y no me dí cuenta de casi nada
Cuando fue tarde ya había caído
Caía al pozo de la desesperada
Me agarré tristemente desvahído
A un saliente que había en mi conciencia
No se si se debía a mi juventud o inocencia
Pero yo sentí un remolino de emociones
Como si se unieran miles de canciones
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